En los tiempos de la coca Socorro pasaba sus días preparando comidas para los raspachines y cocaleros que se adentraban en los terrenos de su finca para arrancar y procesar la hoja. Ahora que erradicó los cultivos junto a su esposo y sus hijos, dedica su tiempo a hacer lo que más le gusta: sembrar alimentos y criar animales en paz.
Como Socorro, mujeres que sustituyeron los cultivos de coca en toda Colombia están construyendo una vida distinta para ellas y sus comunidades. La serie web Sembradoras de Paz recoge los testimonios de participantes del Plan de contingencia que apoya familias vinculadas al Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos de uso ilícito (PNIS), y que hoy se han convertido en motores del desarrollo sostenible de sus territorios.
Con el Plan de contingencia Jani transformó su vida. Ahora es líder en una reserva campesina en la que comparte conocimientos clave para que su comunidad pueda prosperar en la legalidad.
Martha y Diana cuentan cómo el trabajo colaborativo de varias organizaciones productivas en los municipios de El Dovio y Bolivar en el Valle del Cauca, les ha permitido construir infraestructuras de beneficio común y organizar mercados para hacer viables proyectos alternativos a la coca.
En medio del Parque Nacional Natural Farallones de Cali un paraíso esperaba escondido. El conflicto armado hizo pasar a los pobladores de Dagua, uno de los municipios que integran el parque, por muchas y muy difíciles situaciones.
Las incursiones de grupos paramilitares hicieron que Saura y Johana salieran desplazadas hacia distintos lugares de su departamento. Para poder rehacer sus vidas, se valieron de la coca durante años para llevar el sustento a sus familias.
Las jornadas agotadoras de Socorro en la cocina han quedado atrás. Hoy, en la Escuela Rural Alternativa (ERA) de San José del Guaviare, aprende a hacer sostenibles sus cultivos legales y la cría de sus animales.
Después de perder su casa Mirian le ha dado un nuevo rumbo a su vida en el vivero municipal de Anorí. Allí pudo continuar con su educación, aprendiendo nuevas habilidades para generar ingresos y dejar atrás la economía de la coca y la violencia que ella trae.
A Nancy la violencia le arrebató a los padres de sus hijos. Hoy aprovecha sus dotes de lideresa para trabajar con otras mujeres reconstruyendo el vivero municipal, donde cultivan un futuro de paz para su comunidad.
Luego de la erradicación de los cultivos de coca Emilse se asoció en su finca con un grupo de mujeres para organizarse, producir y comercializar alimentos. Esto le ha permitido una nueva relación con sus hijas.